

El icónico sonido de los motores V10 podría regresar a la Fórmula 1 en 2026, una noticia que ha sorprendido a muchos dentro del paddock.
Lo que hasta hace poco parecía un rumor sin fundamento ha tomado fuerza después de que varios medios informaran sobre conversaciones avanzadas para traer de vuelta estas potentes unidades de potencia.
Sin embargo, este cambio podría suponer un problema para algunos fabricantes que han invertido millones en el desarrollo de motores híbridos bajo la nueva normativa de 2026.
Entre los más afectados estarían Audi y Honda, quienes se oponen firmemente a este giro inesperado en la dirección de la F1.
Uno de los pilotos que vivió en primera persona la era de los V10 y V8 fue Fernando Alonso, quien ha expresado en múltiples ocasiones su nostalgia por aquella época.
Sin embargo, el bicampeón del mundo se mostró más reservado al hablar del posible regreso de estos motores:
«Obviamente, adoré la era de los V10 y los V8. El sonido de esos motores nos hace falta a todos. Pero al mismo tiempo, estamos en una era diferente y la tecnología ha evolucionado».
Alonso parece medir sus palabras para no entrar en conflicto con Honda, futuro proveedor de motores de Aston Martin.
El asturiano destacó que la eficiencia de los motores actuales es un punto a favor del rumbo tecnológico de la Fórmula 1:
«Hoy tenemos un motor increíblemente eficiente, que consume casi tres veces menos combustible que antes. Esta es una decisión que depende de la FIA y de las personas involucradas. Pero no podemos ir en contra del avance de la era híbrida».
Fernando comparó este posible cambio con una hipotética eliminación del halo, un sistema de seguridad clave en los monoplazas actuales:
«Sería como quitar el halo para hacer las carreras más peligrosas y emocionantes. No tendría sentido, porque algunas evoluciones son necesarias. Hoy tenemos una gran Fórmula 1 y un buen momento para el deporte. Es difícil imaginar un cambio que nos haga retroceder».
Audi y Honda han dejado claro que su apuesta es por la tecnología híbrida y que un cambio en la normativa podría llevarlos a reconsiderar su futuro en la Fórmula 1.
La FIA se enfrenta a una decisión difícil: mantener su compromiso con la innovación y la sostenibilidad, o ceder ante la presión de los que quieren recuperar la esencia más pura de la F1.
La gran pregunta es: ¿se atreverá la FIA a desafiar a los gigantes de la industria del motor? El debate está servido.