
Red Bull en alerta roja, Marko advierte preocupación por el adiós de Verstappen
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Esta temporada la Fórmula 1 ha cambiado. Lo que hasta hace unos meses era un dominio absoluto de Red Bull Racing, hoy es un territorio incierto en el que McLaren y Mercedes comienzan a oler sangre.
Y en el centro de ese terremoto está Max Verstappen, el tricampeón del mundo que ya no puede esconder su frustración.
Helmut Marko, asesor deportivo del equipo, lo ha reconocido sin rodeos: “La preocupación es grande. Necesitamos mejorar pronto para que Max tenga un coche con el que pueda volver a ganar”.
El arranque de la temporada 2025 ha sido turbulento para el equipo austríaco.
Aunque Verstappen logró una victoria en Japón, lo hizo gracias a una pole prodigiosa en un circuito donde adelantar es casi imposible. Fuera de Suzuka, la historia ha sido muy distinta:
6º puesto en Bahréin tras múltiples errores en boxes y un coche sin ritmo
Solo dos victorias en las últimas 13 carreras
El RB21 es el segundo coche más rápido, pero con una media de +0.214s por vuelta frente al McLaren
Verstappen, que actualmente es tercero en el campeonato, ha dejado claras sus sensaciones:
“Todo el fin de semana fue una lucha. El balance no estaba, no había grip, y ninguno de los cambios en el setup nos dio respuestas”.
Lo más preocupante no es la falta de ritmo, sino la desconexión entre los datos y la realidad.
Christian Horner ha admitido que el rendimiento del RB20 en pista no se corresponde con lo que dice el túnel de viento ni las simulaciones. Eso deja al equipo sin una línea clara de desarrollo y genera un ambiente de incertidumbre interna que no vivían desde hace años.
A esto se suma que el coche es impredecible en la entrada de curva, sufre subviraje a media curva, y los frenos han dejado de ofrecerle a Max la confianza que necesita para exprimir el monoplaza.
Aunque el piloto neerlandés firmó hasta 2028, su contrato incluye una cláusula de rendimiento que podría liberarlo si Red Bull no le garantiza un coche competitivo.
Este detalle, confirmado por el propio Marko y por fuentes cercanas al paddock, añade tensión al ambiente.
Especialmente cuando Toto Wolff, jefe de Mercedes, ha declarado abiertamente que quiere a Verstappen en su equipo para 2026, el año en que entran en vigor los nuevos reglamentos técnicos.
En 2026 se producirá el mayor cambio reglamentario de la era moderna de la F1: nuevos chasis, nuevas unidades de potencia, y un rediseño completo del concepto de monoplaza. Y aunque nadie sabe quién será el más fuerte en ese escenario, Mercedes parece estar mejor posicionado en cuanto al desarrollo de motor.
Cambiar de equipo en este contexto podría ser una jugada maestra o un salto al vacío, pero si hay alguien con el talento y la frialdad para asumir ese riesgo, ese es Max.
Red Bull vive uno de sus momentos más frágiles en años. La presión no viene solo de fuera: el equipo tiene que gestionar tensiones internas, resultados irregulares, un coche caprichoso y la amenaza real de perder a su piloto estrella.
Marko lo sabe. Horner también.
Y Verstappen, aunque se muestra “relajado” públicamente, transmite lo contrario cuando se baja del coche o habla con la prensa.
“Estamos intentando encontrar soluciones, pero por ahora no hemos dado con el camino”, confesó tras el GP de Baréin.