El cambio clave de Loeb antes de su décimo Dakar en 2026

El francés Sébastien Loeb afrontará el Dakar 2026 con un cambio importante en el habitáculo.

En su décima participación en el rally-raid más duro del mundo, el piloto francés competirá con Édouard Boulanger como nuevo copiloto, una decisión meditada y consensuada dentro del proyecto Dacia Sandrider.

Después de cinco Dakar junto a Daniel Elena y otros cuatro con Fabian Lurquin, Loeb opta por un nuevo rumbo con un objetivo claro: romper la dinámica y buscar ese punto extra que le acerque a la victoria que aún se le resiste.

El movimiento se gestó en otoño tras conversaciones internas en el equipo. Lurquin pasó a acompañar a Nasser Al-Attiyah, mientras que Boulanger, ganador del Dakar 2021 junto a Stéphane Peterhansel, tomó el camino inverso.

Loeb insiste en que no se trata de una decisión disciplinaria, sino de una apuesta deportiva.

No quiero compararlos. Son dos copilotos muy buenos. Todo depende de cómo te sientes en el coche”, explica el francés.

Loeb reconoció que los problemas del inicio de temporada no fueron culpa directa de su antiguo copiloto, pero sí influyeron en la decisión.

Tuvimos mala suerte y una combinación de circunstancias desfavorables. Fabian no tuvo la culpa, pero lo pagó”, admite.

Cuando surgió la opción del intercambio, el propio Loeb habló con Lurquin y ambos llegaron a la misma conclusión.

Nos llevábamos bien en el coche, pero no llegaban los resultados. A veces hay que cambiar algo para que funcione mejor”.

Un estreno ganador

La nueva pareja Loeb–Boulanger apenas tuvo una prueba para adaptarse: el Rallye de Marruecos. El resultado no pudo ser mejor, con una victoria que reforzó la confianza mutua.

Desde el principio dijimos que no había tiempo para adaptarse”, señala Loeb.
Hablamos el mismo idioma, él tiene experiencia como navegante y yo como piloto. No hay razón para que no funcione”.

Más allá de los nombres, el cambio ha introducido un matiz clave en la dinámica dentro del coche.

Loeb explica que Boulanger es más selectivo con la información, algo que influye directamente en su forma de pilotar.

Fabian me proporcionaba mucha información, por lo que había más comunicación. Con Édouard, en cambio, es más relajado, me da solo lo mínimo necesario, habla menos y el ambiente dentro del coche es más tranquilo. No es cuestión de estrés, sino de procesar menos datos: durante cinco horas permite que mi cerebro esté un poco más descansado y menos agitado”.