La Fórmula 1 de 2026 marcará un antes y un después en la historia técnica del campeonato, y Honda ya anticipa la magnitud del desafío: la gestión de la energía en las nuevas Power Unit dependerá de más de 20.000 parámetros que deberán analizarse y optimizarse en tiempo real.
La marca japonesa regresará oficialmente a la F1 como motorista de Aston Martin coincidiendo con la gran revolución técnica de 2026, un cambio normativo que dará un peso sin precedentes a la parte eléctrica, hasta alcanzar aproximadamente el 50% de la potencia total.
El nuevo reglamento combina Power Unit completamente rediseñadas con una aerodinámica totalmente nueva, en un contexto que ha atraído a nuevos fabricantes como Audi y Cadillac, además del regreso de Honda.
Este enfoque refuerza la conexión con la industria del automóvil de calle, especialmente en áreas clave como la química y optimización de baterías, un campo en el que Honda lleva años invirtiendo recursos estratégicos.
Aunque los principios básicos siguen siendo híbridos, las diferencias con la generación actual serán profundas. La eliminación del MGU-H, pensada para reducir costes y simplificar sistemas, y el aumento del protagonismo eléctrico abren la puerta a estrategias de gestión energética mucho más agresivas.
Según Koji Watanabe, presidente de Honda Racing Corporation, el reto va mucho más allá de generar energía.
“Pasar a una Power Unit con una división 50:50 entre motor térmico y eléctrico implica mejorar cómo generamos y almacenamos energía, pero también decidir dónde y cuánta se utiliza en cada punto del circuito”, explica.
La gran diferencia llegará en carrera. La distribución de energía variará curva a curva, con un mayor empuje eléctrico a la salida de las curvas, lo que acentuará las diferencias entre circuitos:
En pistas con rectas cortas, la clave será la tracción y el par eléctrico.
En trazados con largos rectilíneos, primará la velocidad punta.
Toda esta complejidad se traduce en cifras difíciles de imaginar. Honda ha desarrollado un software propio capaz de gestionar más de 20.000 parámetros procedentes del flujo de datos de la Power Unit.
“Un solo circuito puede generar miles de modelos distintos de uso de la energía. Nuestro sistema analiza más de 20.000 variables para encontrar los patrones más eficientes”, detalla Watanabe.
Una gestión óptima permitirá a los equipos arriesgar menos en el ahorro de energía, abriendo la puerta a configuraciones más cargadas aerodinámicamente y, por tanto, más competitivas en curva.
Watanabe evita fijar objetivos a corto plazo y sitúa 2026 como un año clave para comprobar la solidez de la alianza.
En esa línea, Aston Martin ha redefinido el rol de Andy Cowell, exresponsable de motores, que actuará como nexo técnico entre el equipo y Honda.
“El éxito en 2026 será comprobar que funcionamos como un único equipo integrado. El objetivo final, a largo plazo, es ganar el Campeonato del Mundo”, reconoce el directivo japonés.
El desarrollo de la nueva Power Unit sigue seis fases, desde el concepto inicial hasta la evolución continua en pista.
Tras la simulación y los primeros test en banco, Honda avanzará hacia un V6 completo, que se integrará con chasis y caja de cambios.
El primer shakedown, previsto para enero con Aston Martin, será uno de los momentos más críticos del proyecto.
Aun así, la fase decisiva llegará durante la temporada 2026, cuando la capacidad de reaccionar y evolucionar marcará la diferencia real entre los fabricantes.