

Scuderia Ferrari ha descartado oficialmente que el SF-25 de Charles Leclerc sufriera daños estructurales en el Gran Premio de Hungría 2025.
Según informa el Corriere della Sera, las investigaciones internas en Maranello confirman que no hubo rotura en el chasis, desmintiendo así las primeras impresiones del piloto monegasco, que había atribuido su falta de ritmo a un posible problema estructural.
Los ingenieros de la Scuderia continúan con el análisis de los datos, pero todo apunta a un viejo conocido del SF-25: el excesivo desgaste del plank en el suelo.
El problema habría sido provocado por un setup de fondo demasiado bajo, que dejó al coche rojo vulnerable al reglamento técnico que regula la altura mínima del monoplaza.
Para evitar una posible descalificación —como la que sufrió Lewis Hamilton en China por desgaste del plank—, el equipo italiano habría optado por aumentar ligeramente la presión de los neumáticos en la última parada en boxes, elevando así la altura del coche.
Además, se habría reducido el rendimiento a la unidad de potencia mediante un mapa motor más conservador, para minimizar el aplastamiento aerodinámico en las frenadas y tramos rápidos.
Pese a liderar durante buena parte de la carrera, el descenso de rendimiento fue evidente en las vueltas finales. Ferrari sigue buscando respuestas, mientras
Leclerc trabaja en el Hungaroring como parte del programa de pruebas de Pirelli para los neumáticos de 2026, a bordo de un SF-25 adaptado como mule car o coche de test.
La semana es clave en Maranello, ya que el próximo sábado se inicia el parón obligatorio de la Gestione Sportiva por dos semanas. Antes, todo el equipo se concentra en la preparación del GP de los Países Bajos, del 29 al 31 de agosto.
En esa cita se pondrán a prueba nuevas soluciones técnicas, especialmente la suspensión trasera y el fondo que debutaron en Austria, claves para comprender la ventana operativa del coche en curvas de alta carga.
A lo lejos también aparece el GP de Italia, donde el SF-25 adoptará una configuración mucho más descargada para Monza, en busca de velocidad punta.
Mientras tanto, el equipo técnico liderado por Loïc Serra ya trabaja a pleno ritmo en el proyecto 678, el coche que marcará el inicio de la nueva era de la F1 en 2026.
Una normativa revolucionaria que obliga a replantear desde cero el concepto aerodinámico y mecánico de las actuales monoplazas.