

El terremoto en Red Bull ha sido inmediato: tras la salida de Christian Horner, la escudería austriaca no ha tardado en nombrar sustituto.
El elegido ha sido Laurent Mekies, actual responsable de Racing Bulls. Pero más allá del movimiento, lo relevante es quién lo impulsa desde dentro: Helmut Marko.
En su habitual columna de opinión para Speedweek, el veterano asesor ha dejado claro que la elección de Mekies no es improvisada, ni una maniobra de emergencia. Al contrario: es parte de una estrategia interna perfectamente calculada.
“Laurent se impuso como el candidato natural. Tiene experiencia, conoce el sistema Red Bull y está preparado para liderar un equipo de primer nivel”, ha afirmado.
Marko ha querido subrayar que la apuesta por Mekies y por Alan Permane (nuevo jefe de Racing Bulls) responde a una filosofía clara de continuidad interna, sin necesidad de fichajes externos:
“Alan era el director deportivo de Racing Bulls y solo hemos ampliado sus funciones. Lo mismo con Laurent: es una solución interna que viene con un bagaje muy sólido”.
El mensaje es directo: en un momento de tensión y reestructuración, Red Bull confía en los suyos, y Marko —quien cada vez deja ver más su rol como guardián de la herencia Mateschitz— se asegura de marcar la línea.
La salida de Horner no ha sido casual. Su gestión se había vuelto cada vez más controvertida, especialmente tras el caso de conducta inapropiada que marcó el inicio del año. La marcha de Adrian Newey y el descenso progresivo de rendimiento en pista no han ayudado.
Marko, que ha sido una figura clave en contener daños y mantener la unidad interna, quiere proyectar ahora una imagen de solidez y dirección clara, y Mekies forma parte de ese plan.
No es casualidad que Marko hable con tanta firmeza del «nuevo capítulo» que se abre en Bélgica, justo en el primer GP tras la marcha de Horner.
La sensación es que Red Bull quiere pasar página lo antes posible, y que la era Mekies no nace desde la improvisación, sino como un relevo calculado… con el sello de Helmut Marko.