La escudería de Maranello podría haber encontrado esa misma «zona gris» del reglamento técnico en los sistemas de frenado de los monoplazas que en el caso del RB20 de Red Bull ha sido señalada como una «ayuda» hasta que la FIA tomó cartas en el asunto el pasado 31 de julio.
Una de las peculiaridades de los últimos coches de Adrian Newey era su clara capacidad para rendir extremadamente bien en curvas rápidas, explotando una importante rigidez en el sistema de suspensión, y consiguiendo luego no perder eficacia en tramos lentos, gracias a una mecánica que de alguna manera parecía ser capaz de desacoplar el comportamiento, permitiendo trazadas y adelantamientos comparables a coches con reglajes mucho más blandos.
El estilo de frenada de Max Verstappen también parecería encajar con el uso de la frenada asimétrica.
Acostumbra a alargar la fase de frenada, llevándola hasta el final de la curva, casi hasta el mismo vértice, algo que le permitiría explotar al máximo el supuesto sistema.
La famosa «zona gris» que podrían haber encontrado en Milton Keynes en el reglamento técnico que después ha rectificado la FIA tal vez también fue descubierta por algunos otros equipos.
Uno de los «señalados» es Ferrari que empezó la temporada con problemas de temperatura en sus frenos. En especial los que sufrió Leclerc en Bahrein, aunque en su caso era en el tren delantero.
Esa anomalía de temperatura en el sistema de frenada del SF24 se reprodujo nuevamente en el pasado Gran Premio de Austria.
Ha sido habitual ver a Leclerc intentar alargar la frenada en la trazada de la curva hasta llegar al vértice en algunos Grandes Premios hasta Canadá.
Ese habría sido un punto de inflexión en la información recibida por la FIA proveniente de otras escuderías que alertaron de posibles anomalías en la interpretación del reglamento.
Un «soplo» que provocó el cambio de reglamento que ya hemos comentado recientemente y que por supuesto se ha visto reflejado en el rendimiento de algunos equipos.